Conmemoración del número 3.000 de la revista Vida Nueva

El centro cultural Casa de Vacas del Retiro, en Madrid, fue el escenario en el que la revista Vida Nueva escribió una página más en su extensa trayectoria (casi 60 años, todo un hito) y confirmó que somos una pequeña gran familia, estrecha, comprometida, cercana y agradecida. El motivo de la reunión era doble: celebrar el nº 3.000 de la revista, que se cumplirá en agosto, y homenajear a uno de los responsables de iniciar el proyecto PPC-Vida Nueva, el arzobispo Antonio Montero.

Montero –que en pocas semanas cumplirá los 88 años– llegó de los primeros, en su silla de ruedas, acompañado por sus hermanas y sobrinos y, como no se prodiga mucho, no hubo prácticamente nadie que no quisiera saludarle. El momento en el que el cardenal Ricardo Blázquez le entregó, a modo de regalo, la plancha de imprenta de la portada del número 3.000, y se fundieron en un abrazo, fue el más aplaudido por los presentes.

La pasión como clave del éxito

El acto comenzó con un vídeo locutado –de lujo– por los periodistas Antonio Pelayo y Darío Menor en el que se narra la historia de Vida Nueva.

José Beltrán, director de la revista, tomó la palabra para agradecer la asistencia a las más de 150 personas que se agolpaban en el auditorio y fuera de él, entre cardenales (Ricardo Blázquez y Carlos Amigo), obispos (Carlos Osoro, Juan del Río, Amadeo Rodríguez Magro), religiosos, religiosas, sacerdotes, laicos, colaboradores, anunciantes, periodistas de revistas hermanas… “Es un reflejo de cómo somos en la Iglesia. En muchas ocasiones se nos quedan pequeñas las posibilidades, nos faltan manos, pero en seguida hacemos hueco para uno más, y eso es lo que nos hace Iglesia de acogida y salir adelante”.

“El otro día alguien bromeaba con nosotros y decía: ‘La revista es casi sesentona’. Y la verdad es que es una sesentona que está de buen ver –explicaba Beltrán divertido–. Y creo que el secreto de su éxito es que vive desde la pasión cada uno de los números hasta llegar al 3.000; cada vez que tenemos que ir a Añastro, aunque en algunas ocasiones seamos una voz incómoda allí; la llegada de cada uno de los papas, sus despedidas y renuncias históricas; la evolución de esta sociedad cambiante. Y sobre todo, vivir con pasión el encuentro con los lectores. Si algo me ha enseñado este año y medio de Vida Nueva, es que no hay nadie más implicado que un lector de la revista, ya sea para dar una enhorabuena, o ya sea para poner los puntos sobre las íes”.

Más información: http://www.vidanueva.es/2016/07/08/vida-nueva-celebra-su-fiesta-vn3000/

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